lunes, 29 de junio de 2009

Riesgo Global de una Cartera

La metodología para determinar el riesgo global de una cartera en el caso de una acción y un depósito se describe, paso por paso, a continuación:

1. Determinar las características generales de una acción y un depósito:

Acción: Valor Nominal, Rendimiento, raiting, Volatilidad de la Acción, Beta, Recupero, Volatilidad del Recupero, Plazo (en días).
Depósito: Valor nominal, intereses, volatilidad del depósito, plazo (en días).


Además se debe obtener la correlación entre la acción y el depósito. Y también, el Spread de cada calificación de Raiting.

2. Pérdidas a través de CreditMetrics. Se calcula el precio del instrumento (en el caso de la acción).
3. Se construye una tabla como la siguiente (para la acción)

Ratings
Matriz de Transición
Precio
Precio x Probabilidad
Prob*(P-PM)^2
Recupero
Se determina la jerarquía de AAA a D
Son las probabilidades asociadas a cada raiting
Es el precio de la acción.
Se multiplica el precio por la probabilidad asociada a cada Raiting.
Se multiplica la probabilidad por el cuadrado de la diferencia entre los distintos precios y el precio promedio*.
En este caso, no hay Recupero ya que el propietario de una acción asume todas las pérdidas.
*El precio promedio (PM) se determina sumando todos los valores de la columna “Precio x Probabilidad”.
4. Determinar la Pérdida Inesperada y Esperada de un instrumento. Para la pérdida inesperada se debe calcular la volatilidad del instrumento, la cual se obtiene sacando la raíz de la suma de los precios por su probabilidad más el valor de recuperación. Luego, se multiplica el nivel de confianza establecido por dicha volatilidad y se obtiene la pérdida inesperada. En el caso de la pérdida esperada se calcula considerando la probabilidad de que la empresa emisora de la acción quiebre, es decir entre en default. Donde resulta la pérdida total como la sumatoria de las dos pérdidas antes calculadas.

5. Calcular el VaR de mercado. Se determina el VaR a un día y a 10 días para la acción y el depósito. Con estos dos datos, se determina el VaR para la Cartera según la fórmula:

6. El Riesgo Global de esta Cartera se determina calculando la raíz del cuadrado del riesgo de mercado de la cartera (calculado en el paso 6). Es decir, para este caso, el riesgo global de la cartera es igual al riesgo de mercado de la cartera.

Administración Integral del Riesgo en una Institución

A lo largo de este semestre hemos podido tocar las áreas más importantes del Riesgo en una Institución, financiera y no financiera. Podemos destacar los distintos tipos de riesgo: crédito, operacional, de mercado, legal y reputacional. Cada uno de ellos deben ser tomados en cuenta a la hora de tomar decisiones administrativas y estratégicas en una organización.
El riesgo de crédito es aquel que se incurre por el posible incumplimiento del contrato por parte de la contraparte. Este tipo de riesgo se debe mitigar y gestionar previendo un monto estimado de las posibles pérdidas que se puedan materializar.
El riesgo operacional se define como las posibles pérdidas resultantes de la falta de adecuación o fallas en los procesos internos, de la actuación del personal o de los sistemas o bien aquellas que sean producto de eventos externos. Se puede gestionar de distintas maneras como por ejemplo: mayores controles internos (auditorias), monto provisional para pérdidas (parecido al riesgo de crédito) o también, identificando a través de una matriz probabilidad-impacto de los eventos adversos a la empresa, para de esa forma poder tomar decisiones que no impacten las áreas donde se lleva a cabo la mayor parte del riesgo operacional.
Por otro lado, el riesgo de mercado es la potencial pérdida que se puede generar por movimientos adversos en los factores de mercado. Este riesgo tiene distintas clasificaciones: riesgo de precio, liquidez, tipo de cambio, de tasa de interés. Para gestionar este crédito se utiliza comúnmente la metodología “Value al Risk” la cual se define como la posible pérdida potencial que se puede incurrir en un momento determinado y bajo un nivel de confiaza específico, asumiendo que la distribución de la pérdida se comporta como una curva normal.
Y por último el riesgo legal y reputacional. El riesgo legal es aquel en el que se incurre por asuntos de carácter legal como son cambios de leyes, fraudes, malas interpretaciones de las leyes que rigen la organización, etc. Mientras que el riesgo reputacional se define como aquellas pérdidas que se pueden general por la mala imagen de la empresa, por incumplimiento de sus obligaciones (por ejemplo, pago tardío a los proveedores genera la pérdida de nuevos, potenciales y antigüos proveedores), etc.
Es importante que las organizaciones identifiquen cada área y además puedan ser capaces de localizar y analizar cada uno de los riesgos, para así poder estudiar y prevenir un impacto negativo en los resultados del negocio.

Administración del riesgo operacional

El riesgo operacional se define como la probabilidad de daños potenciales y pérdidas motivadas a las formas de organización y la estructura de sus procesos de gestión, debilidades en controles internos, errores en el procesamiento de operaciones, fallas de seguridad o desactualización en los planes de contingencia del negocio.

Para gestionar este tipo de riesgo se deben seguir los procedimientos que para los demás, entre los que se encuentran identificar, medir, gestionar, analizar y controlar periódicamente. El Comité de Basilea ha discutido recientemente el riesgo operativo bajo cinco categorías: vigilancia administrativa, medición de riesgos, políticas y procedimientos, controles internos, y visión del posible papel de los supervisores.

Aquellos encargados de gestionar el riesgo operacional deben trabajar conjuntamente con la alta gerencia y aquellos empleados representativos de cada núcleo de la empresa, que conozcan a la perfección su actividad, desempeño de los trabajadores, funcionamiento de los sistemas, etc. y proporcionen información útil para desarrollar estrategias efectivas en el tratamiento del riesgo en operaciones.

También es de gran importancia localizar aquellas áreas que presentan mayor propensión a sufrir daños en el sistema operativo, ejecución de fraudes, y diferentes situaciones que puedan provocar un potencial daño. Cada empresa, financiera o no financiera, debe analizar detenidamente cuáles son los riesgos a los que se enfrenta y no debe dejar de lado el operacional, ya que al subestimarlo puede generar pérdidas muy cuantiosas

Dado que la medición del riesgo operacional depende de varios factores y requiere que se estime la probabilidad de un evento de pérdida operacional y el tamaño potencial de dicha pérdida, muchas empresas han optado con emprender programas de concientizacion para sus empleados, de modo que todas las personas en la organización conozca el riesgo en el que pueden incurrir, y de esa forma, ayuden a mitigar las posibles pérdidas por esta causa.

De igual forma, las empresas han hecho énfasis en la auditoría constante la cual permite detectar cualquier falla por parte del personal o de los instrumentos de trabajo de los que depende el negocio.

Desde la perspectiva de instituciones financiera, algunos han establecido una provisión para pérdidas operacionales (similares a las reservas tradicionales para el riesgo crediticio) y mantenidas en forma rutinaria. Varios bancos también están explorando el uso del reaseguro para cubrir las pérdidas operacionales.

Anteriormente no se le había dado tanta importancia al riesgo operacional, sin embargo, como se puede notar, es de gran importancia para las instituciones financieras como las no financieras, ya que le puede generar pérdidas muy grandes si no se gestiona adecuadamente.

Riesgo de Mercado en Instituciones No Financieras

El riesgo de mercado es aquel que se genera ante posibles fluctuaciones en los precios de los productos financieros en los que se esté posicionado. Existen distintos factores que afectan el riesgo de mercado: el tipo de interés, el tipo de cambio, precio, liquidez, etc.
Este concepto es ampliamente utilizado en las instituciones financieras las cuales suelen tener una unidad dedicada al análisis de la cartera en cuanto al riesgo de mercado. Se analizan siguiendo distintas metodologías, la normalmente utilizada es la de la “máxima pérdida potencial” o el VaR (Value at Risk).
Sin embargo, existen muchas otras empresas que no forman parte del gran grupo financiero, que también poseen activos que están sujetos a riesgo de mercado, aún cuando no posean una unidad especializada en el análisis y control del mismo.
Las empresas deben poder identificar, analizar, controlar y gestionar el riesgo de mercado, ya que éste puede afectar al negocio directamente en su rentabilidad e incluso en su patrimonio.
Las instituciones no financieras suelen tener tesorería, en la cual se encargan de invertir en el mercado de capitales (indistintamente del instrumento que utilicen), por lo que se ven afectadas y obligadas a controlar el riesgo de mercado inherente a sus operaciones.
Las empresas suelen adquirir ciertos activos como futuros, opciones y forwards que les permiten asegurar el precio y abastecimiento de las materias primas en un momento determinado. En ese caso, las empresas actúan como mitigadoras del riesgo de mercado, ya que si compran un futuro de algún ganado, por ejemplo vacuno, es porque consideran que más adelante el precio de las cabezas de ganado vacuno aumentarán de precio, con lo que se cubren del riesgo de mercado existente.
Desde otra perspectiva, las empresas que emiten acciones o deuda (necesitan financiar algún proyecto o cumplir ciertos compromisos de pago y no poseen los recursos necesarios) les interesa analizar el comportamiento del mercado y deben observar constantemente los niveles actuales de sus emisiones. Cambios en el mercado pueden generar que la empresa pierda su valor y se vuelva poco atractiva ante los inversionistas, lo que puede generar pérdidas cuantiosas.
Esto explica la importancia del control y gestión del riesgo de mercado en cualquier organización, independientemente del sector en el que se encuentre.